Haz clic aquí para volver a la página de inicio







A bordo del Harmony of the Seas

Los cruceros siempre me han parecido una cosa horrorosa, tanto por su planteamiento de estar rodeado de muchísima gente, como por lo que implican para el medioambiente.

Tuve la oportunidad de montar en el más grande del mundo, al menos para los estándares de 2016. Para mi sorpresa vi que contaba con sistemas avanzados para reducir las emisiones lo máximo posible, o al menos eso es lo que cuenta la empresa, aunque no todo el mundo opina lo mismo.

Haz clic para ver el artículo publicado en bez.es Haz clic para ver el artículo inédito

Es evidente que un barco de estas características y dimensiones tiene que contaminar. Las opciones son tres: a) que estos barcos no existan (pero ya existen, así que esa opción parece imposible); b) que estos barcos dejen de existir en el futuro o existan con técnicas mucho menos contaminantes (lo que quizás sea lo más factible) y c) que todo se quede como está (que no parece realista, teniendo en cuenta que ya hay restricciones en algunas zonas del mundo a determinados tipos de combustible).

Escribí un primer artículo en bez.es, que provocó la reacción de un bloguero que se limitó a copiar la información que había aparecido en otros blogs y periódicos, para meterse conmigo y con el periódico que me pagó el artículo.

Después de eso, escribí un segundo artículo, hablando con uno de los mayores expertos en el mundo en la contaminación de cruceros, Axel Friedrich, y como de momento no va a aparecer en ningún medio, lo publico aquí y lo adjunto en formato pdf.

El primer artículo apareció en bez.es el día 12 de junio de 2016.


Pincha aquí para volver al buscador de artículos de Jaime Fernández

2016