Harold Kroto, premio Nobel de Química, por el descubrimiento de los fulerenos, se ha convertido en uno de los británicos azote de demagogos y demás creyentes, al estilo de Richard Dawkins.
Años antes de esta entrevista ya hablé con él, en compañía de otros dos Nobeles, Klaus von Klitzing y Jean-Marie Lehn. En esa ocasión, hablamos algo de investigación, pero sobre todo de la ciencia como inversión de futuro, algo que los políticos europeos siguen sin entender.
Con motivo de su investidura como doctor honoris causa por la Facultad de Químicas de la UCM le volvimos a entrevistar y esta vez hablamos, sobre todo, de ese mundo oscuro al que nos conducen los políticos, los economistas y los religiosos. Sobre todo los religiosos, si atendemos a las palabras de Kroto.
Poco después, junto a otros 40 científicos remitió una carta a la Comisión Europea en la que pidió a las autoridades comunitarias a evitar un recorte en el presupuesto de investigación en el próximo marco financiero de 2014-202. No creo que tenga demasiado impacto, porque a los científicos no les escucha nadie, y menos ahora donde sólo prima el dinero frente a la inteligencia.
La entrevista se publicó en el número de octubre de 2012 de Tribuna Complutense.