Mi amor por el cine comenzó de pequeñito, cuando me tragaba miles de películas en la sala (hoy inexistente) de San Rafael. De allí pasé a recorrerme todos los cines de la Gran Vía como un poseso y luego, durante los años de la universidad, me vicié con la Filmoteca (situada en el cine Doré), donde solía ir todos los días de la semana para disfrutar de ciclos enteros dedicadas, sobre todo, a directores.
La primera vez que escribí sobre cine, de manera profesional, fue en el diario YA. Luego he publicado textos, críticas y comentarios en otros medios de comunicación como Tribuna Complutense, Maxim, FHM, la revista DeÁvila, Elle...