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El acontecimiento (2021)

Directora: Audrey Diwan

Con: Anamaria Vartolomei, Kacey Motter Klein, Luàna Bajrami


A principios de los años sesenta, en Francia, una joven decide abrirse camino en la vida acudiendo a la universidad. Por desgracia, en una de sus aventuras sexuales se queda embarazada y eso podría coartar toda su trayectoria futura. ¿El problema? El aborto es ilegal.

Marcey Romano y la propia directora Audrey Diwan adaptan la novela homónima que la escritora francesa Annie Ernaux publicó en el año 2000, a partir de su propia experiencia personal. Romano lleva cerca de 40 guiones, mientras que Diwan tiene ocho, así que entre las dos forman un equipo bastante solvente para sacar adelante esta historia tan dura como necesaria, sobre todo en estos tiempos en los que vivimos un claro retroceso en todo tipo de derechos.

Cuando veo una película que aborda el tema del aborto clandestino casi siempre pienso en Tiempo de silencio, en ese capítulo terrible en el que el doctor atiende a una mujer en una chabola sin ningún tipo de higiene, aunque lo más probable es que ni Ernaux ni las guionistas conozcan la novela española. En el filme de Diwan la situación es algo menos sórdida, porque al menos el sitio está limpio, pero no deja de ser una situación terrible en la que a la protagonista no se la deja ni gemir cuando le están practicando el aborto para no alertar a los vecinos.

Diwan sólo ha dirigido dos películas con esta, pero aun así demuestra tener bastante talento y un buen manejo de la cámara y la perspectiva desde la que quiere contar su historia. En este caso, lo que hace es introducirnos de lleno en la vida de la protagonista, con una cámara que muchas veces va pegada a ella. Tan pegada que es totalmente explícita en los dos intentos de aborto, el que prueba ella misma con una aguja de punto y el que le hace la doctora clandestina. La acción además está enmarcada por esa banda sonora, tan centroeuropea, en la que sólo escuchamos una tecla del piano, como una nota fulminante que marca un tempo de desazón y dolor.

Para contar esta dura historia, la directora se apoya fundamentalmente en la actriz protagonista, Anamaria Vartolomei, sobre la que pivota toda la acción, y que borda su papel de mujer que ve cómo el mundo se le viene encima por ese “acontecimiento” inesperado. Y además lo hace sin grandes aspavientos ni alharacas, todo con la corrección propia de una joven de esa Francia que se presumía moderna, pero que en realidad no lo era tanto.

En definitiva, una buenísima (y durísima) película que se llevó el merecido León de Oro en la 78º edición del Festival de Venecia.


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