Haz clic aquí para volver a la página de inicio







Carlos Saura

Cuando llegué a la casa de Carlos Saura me recibió en su jardín, jugando con unos cuantos perros enormes que me ladraron a modo de saludo amenazador, pero enseguida se calmaron. Saura me enseñó, orgulloso, la cría que había tenido una de sus perras, una cria negra y preciosa que la madre cuidaba con esmero entre sus patas.

Una vez dentro de su casa, Saura me mostró algunas habitaciones, antes y durante la entrevista. Se le veía muy orgulloso de sus fotografías, más incluso que de su cine. Luego me explicó que la magia de la fotografía, de capturar un momento del pasado que ya nunca se va a volver a repetir es lo que más le gusta de ese arte. En las habitaciones tenía fotos de todo tipo, incluidas unas tomadas en los años 50 que eran realmente buenas.

Haz clic para ver la entrevista

Durante las dos horas que estuve en su casa (a la que luego llegó el fotógrafo Jesús de Miguel que congenió perfectamente con Saura), hablamos de mil cosas que quedan reflejadas en la entrevista, y algunas para las que ya no había espacio. Entre ellas el darwinismo del que se declara total admirador. Entre lo que hablamos de Darwin me comentó: "Darwin dio el primer paso a una cosa tan evidente… No hay que ver nada más que los documentales que ponen todos los días, que a mí me interesan mucho a veces más que la ficción, del mundo animal que es brutal donde matan para comer o por el territorio o porque esta hembra es mía. No sé cómo no nos vemos reflejados, porque somos animales territoriales iguales, lo que se refleja en nuestras vidas y en nuestras guerras. Somos el producto de esa lucha por la supervivencia, por el territorio, por el sexo… Somos superiores sólo en los avances tecnológicos, que no avanzan los problemas de convivencia. Ahora mismo debe haber como 40 guerras gestándose en el mundo entero y a mí me da miedo que haya otra guerra gorda porque lo que llevó a las guerras mundiales se está repitiendo".

También hablamos de la religión: "Las religiones están basadas en dos conceptos: si no sale el Sol esto es una catástrofe, así que hay que rezar para que ocurra; y que después de muerto hay muchas cosas más siempre que cumplas las ordenanzas que te vamos a decir. Son dos inventos geniales que están marcando a toda la humanidad".

Y de la infancia, como un lugar no idílico: "Estoy en contra de recordar la infancia como una época maravillosa, porque me parece mentira. De niño estás perdido, no sabes qué hacer, los adultos no te hacen caso, no entiendes lo que está pasando en el mundo… Te cuidan mucho, eso sí es verdad, pero en el fondo los niños no se enteran de casi nada. Hay un momento de tristeza y de angustia en la infancia, pero ni siquiera te lo planteas porque no tienes en la cabeza esos problemas como para planteártelos".

La entevista se publicó en el número 141 de Tribuna Complutense del 30 de enero de 2014.


Pincha aquí para volver al buscador de entrevistas de Jaime Fernández