Los dos hermanos pequeños de la familia Pevensie siguen de un lado para otro mientras dura la Segunda Guerra Mundial. Ahora se han mudado a caso de unos tíos en Cambridge y desde allí serán reclamados de nuevo para viajar hasta Narnia, esta vez en compañía de un primo un tanto repelente. Su nueva misión: encontrar las siete espadas de los caballeros de Telmar para frenar el mal en el mundo.

Dos de los tres guionistas que han adaptado la novela de C.S. Lewis, Christopher Markus y Stephen McFeely, son también los responsables de las dos entregas anteriores: El príncipe Caspian y El león, la bruja y el armario. A ellos se une en esta ocasión Michael Petroni. En líneas generales el tono de la historia se mantiene igual que en las dos aventuras anteriores, con un ambiente distendido, con una serie de aventuras menores hasta llegar a la gran batalla final en la que Aslan toma parte. No se alejan demasiado de los libros originales, aunque sí los suavizan un poco para adaptarlos a un público más moderno (no olvidemos que son libros de los años cincuenta del pasado siglo) y deseoso de que algunos personajes como el ratón espadachín tomen más parte en la aventura. Por cierto, Markus y McFeely están también detrás del guión de la próxima película del Capitán América que estoy deseando ver y que tiene muy buena pinta. Eso sí, en esta película de Narnia es donde más se deja notar el espíritu católico que Lewis impregnó a sus novelas. No sé si por decisión propia de los guionistas o del nuevo director.

El realizador habitual de la saga, Andrew Adamson, se retira y deja paso a Michael Apted, un director peculiar y con muchos altibajos en su carrera, en la que destacan películas como Gorilas en la niebla, Enigma, Nell e incluso algunos capítulos de la serie Roma. Lo cierto es que Apted tiene un gran bagaje a sus espaldas y resuelve bastante bien la papeleta de rodar este divertido filme, que es entretenido incluso para los que no comulgamos (y nunca mejor dicho) con el trasfondo religioso que aquí se hace muy patente en el personaje de Aslan, el león que interpreta a un dios y a quien pone voz magistralmente Liam Neeson.

Los actores han ido creciendo desde la primera entrega y aunque Georgie Henley ha perdido la frescura que tenía de niña todavía sigue siendo una actriz con bastante carisma. Lo mismo le ocurre a Skandar Keynes, que interpreta a su hermando Edmund, e incluso a Will Poulter, que es el primo infame que, por supuesto, acabará arrepentido de su comportamiento de niño mimado.