Una bella joven aparece en la plaza de un pueblo francés. Allí es localizada por una bella anciana que la acoge en su hogar con la intención de que su marido, un famoso escultor, la utilice como modelo.
Fernando Trueba y el mítico Jean-Claude Carriere escriben el guión de este filme, pero a pesar de eso no consiguen escribir ni una sola línea original. Para mí lo único interesante del texto es una reflexión sobre el dibujo 1466 de Rembrandt, pero para mi sorpresa descubro que lo que dice el protagonista ya lo dijo casi textualmente David Hockney: "Look at the speed, the way he wields that reed pen, drawing very fast, with gestures that are masterly, virtuoso, calling attention not to themselves but rather to the very tender subject at hand, a family teaching its youngest member to walk. Look, for instance at those whisking marks on the head and shoulders of the girl in the center, the older sister, probably made with the other side of the pen, which let you know that she is craning, turning anxiously to look at the baby's face to make sure he's okay. Or how the mother, on the other side, holds him up in a slightly different, more experienced manner. the astonishing double profile of her face, to either side of the mark. the evident roughness of the material of her dress: how this is decidedly not satin. The face of the baby: how even though you can't see it, you can tell he is beaming. this mountain of figures, and then, to balance it all, the passing milkmaid, how you can feel the weight of the bucket she carries in the extension of her opposite arm. Look at the speed, the sheer mastery". Como se puede ver las palabras son prácticamente las mismas en la película y en el texto de Hockney. No sé si Carriere y Trueba han admitido esta copia directa en el guión o si han incluido el texto como propio, pero es lastimoso que lo único decente del texto no sea suyo.
En la atracción entre el viejo y la joven, tan repetida como manida en el cine, es totalmente comprensible que el artista se sienta emocionado por la modelo, pero ¿al revés? ¿Es tan interesante el anciano intelectualmente como para entregarse sexualmente a él? ¿A una paleta que pasa miembros de la resistencia de un lado a otro de la frontera le interesa algo un viejo que no encuentra su idea? Yo creo que no, pero supongo que será el sueño de cualquier viejo verde. Opciones como la de Rojo, de Kieslowski, en la que la admiración entre joven y viejo no llegaba al sexo me parece mucho más creíble. El artista Tomás Bañuelos, responsable de todas las esculturas de la película, me habló del proceso de creación del filme y de algunos lugares comunes que se pueden ver en esta historia.
Reconozco que Trueba no es uno de mis directores preferidos. Chico y Rita me parece una gran película, pero no sé si hay que agradecérselo a Trueba, a Javier Mariscal o a Tono Errando, el tercer firmante del filme y probablemente el verdadero autor. Antes que eso, Trueba dirigió la fallida El baile de la victoria y la espantosa El embrujo de Shanghai, sin duda una de las peores películas de la historia del cine español, y eso es mucho decir. El artista y la modelo tiene en común con El embrujo de Shanghai una narración torpe y atascada. ¿Por qué cada vez que el protagonista va a su taller le vemos entrar por la puerta? ¿Tan torpes somos los espectadores que somos incapaces de entender que pasan los días sin verle entrar una y otra vez? ¿Cuántas veces en la historia del cine hemos visto las tres escenas finales de esta película (y en el mismo orden)? ¿Por qué vemos mil veces la escena del abuelo en la misma plaza del pueblo? ¿A qué vienen los chistes fáciles con el cura (y que conste que a anticlerical no me gana nadie)?.
En cuanto a los actores, Jean Rochefort hace muy bien de anciano que se ha pasado toda la vida ensimismado buscando una idea; Aida Folch aguanta bien el tirón de pasarse horas en pelotas delante de la cámara; no comprendo por qué Claudia Cardinale tiene que estar todo el rato con los ojos tan abiertos como si estuviera continuamente sorprendida; y tampoco entiendo por qué la pobre Chus Lampreave siempre tiene que aportar un tono humorístico aunque no venga a cuento a la historia.